miércoles, 10 de agosto de 2005

Otra versión de la mala suerte

Tengo un conocido que está en la calle Larios (calle muy importante de Málaga) vendiendo que apadrinemos un niño. Hay para elegir, niño o niña, negrito, chino o blanco, de África o Ásia... Te enseña la foto y te dice que son 60 céntimos al día. Cada vez que me lo encuentro le digo que no, por que no trabajo y no voy a comprometerme cuando sé que no lo puedo pagar, aunque sea tan poco dinero.
No puede dejar que darme que pensar. Nosotros estamos aquí, frente al ordenador describiendo nuestra mierda de existencia y mojando el teclado con nuestras lágrimas. Mientras, hay niños que se mueren de hambre, que no tienen agua potable para convertir en lágrimas, que no saben lo que es estar tristes, por que no saben lo que es ser feliz...
Hay gente que se rie cuando escuchan algo así, pero yo realmente lo siento, siento una sensación de agobio e irresponsabilidad enorme. Y además sé que nunca haré lo suficiente para cambiar siquiera un ápice toda esa mala suerte de tanta gente que nace con el hambre debajo del brazo.
¿Si todos ayudaramos podríamos cambiar algo realmente?
Buen día a todos.

5 comentarios:

La Dama dijo...

No, no lo creo. No lo creo porque al fin y al cabo no iba a ayudar todo el mundo, porque no todo el mundo piensa como tú o como yo, porque la pobreza se ve muy bien desde el otro lado del televisor comiéndote un enorme helado mientras piensas "pobrecillos, qué injusta es la vida, unos tanto y otros tan poco...", y es muy fácil apagar la tele y olvidarte completamente, porque el ser humano es egoísta, muy egoísta.
Y quienes más deberían ayudar, quienes más podrían ayudar, los ricos, los futbolistas, los actores de Holliwood, toda esa gente que no sabe ni dónde meter el dinero, si comprarse otra súper mansión o ver su dinero pudrirse en el banco, toda esa gente, es la que más pasa del tema.

Si los que están arriba no quieren colaborar, siempre habrá pobreza, hambruna e injusticias, y tú y yo sabemos, que no están muy por la labor...

Besos.

Rosituti dijo...

yo creo que si los recursos universales se repartieran equilibradamente entre toda la población mundical, no habría pobreza. Eso se podría saber simplemente informándose por que eso está ya calculado; pero de todas formas no pasará nunca.

Rosituti dijo...

No te disculpes por extenderte, me ha encantado que lo hicieras y además has dicho cosas muy ciertas. Sobretodo eso del capitalismo, él solo se está destruyendo, alguna vez caerá... ya nos lo dijo Marx, ahora viene un sistema más justo y equitativo. Quizás con el tiempo las cosas mejoren, ojalá. Mientras tanto hay que actuar como tú mismo has descrito. Gracias por tu opinión.

Ixchel dijo...

Muy cierto lo que dices, y muy lamentable, vivimos un mundo paradójico, millones anualmente mueren de hambre, y a otros les da miedo comer porque temen engordar... se gastan millones en armas núcleares, en campañas políticas, en cirujías plásticas, y esas serie de "beneficios" dela vida moderna?... nada somos una sociedad arcaica y egoísta... no somos seres evolucionados, porque a la par que crece la teconología, los humanos perdemos nuestra "humanidad"... y acá a los mortales medios, nos queda ayudar en nuestro entorno próximo...
Besos

Unknown dijo...

Yo creo que siempre ha habido soluciones para todo esto, pero que nunca han interesado a nuestros amados y bien intencionados gobernantes, comenzando por el amo del mundo Bush.
Algunos economistas han estudiado el asunto del reparto de la riqueza, y sobre el papel hay para todos, pero sucede que los que podrían hacer algo no lo desean.
Las organizaciones no gubernamentales hacen lo que pueden, que es poco porque no pueden hacer más, y no es una solución. El hambre sigue, la pobreza y la incultura.
Ya digo, porque a los que tienen el poder (dígase G-7 o G-15) no les interesa para nada un mundo en el que toda persona tenga medios de vida.
¿Y nosotros? Nosotros estamos limitados a dar limosna a las organizaciones no gubernamentales (o gubernamentales, como UNICEF, MANOS UNIDAS,ALDEAS INFANTILES, etc.)
No hay otra.(O yo no la veo, aunque creo en ella)