martes, 9 de agosto de 2005

Texto 1

"La vida", así han empezado una veintena de frases que esta tarde un hombre a punto de jubilarse me ha dicho mientras conversabamos. parece que cuando la pena está en tu corazón, también está en los de los demás. No me refiero a mi corazón, yo estoy bien, sino a los corazones de personas que están lo suficiente cerca como para que me de perfecta cuenta de ello.
Debe ser duro llegar a anciano y darse cuenta que te equivocastes desde el primer paso, y a partir de ahí, todo fue un enorme error. Al final de la vida haces balance. Esa es la crudeza de la vida. Yo pienso que sentir eso debe ser una pena horrible y muy pesada, pero cuando te hayas artado de llorar una noche tras otra, intenta disfrutar ese error e intenta disfrutar también la lucha por conseguir enderezarlo.
"Tu peor enemiga eres tú mima", "no odiarás a un hombre ni a otro, sino odiarás esa parte que ellos comparten contigo que tanto quieres destruir"
pensad: ¿por qué quiero evitar esa persona?¿por qué no la aguanto? debe tener algo, no? algo diferente a los demás; o quizás sea simplemente que desprende de sus axilas las hormonas del odio. Parece descabellado lo que he dicho, pero una vez me contaron que el amor depende del olor, en el olor de las personas está una hormona que al llegar al cerebro provoca sentir una atracción hacia esa persona. Se desprende de las axilas. Si la hormona del amor existe, también debe existir la del odio. O quizás esa persona non grata es tan parecida a ti, que no aguantas una repetición, que no aguantas a alguien tan perfecto como tú, o a alguien tan canalla.
No pienso releer lo que he escrito, sino no podré enfrentarme a mi msima la próxima vez que lo lea. saludos a toda la multitud que lea este artículo de... adios!

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